Por Ignacio Bartesaghi. El pasado 26 de marzo de 2016 se conmemoraron los 25 años de la firma del Tratado de Asunción que constituyó el Mercosur.
1. El contexto del aniversario
El pasado 26 de marzo de 2016 se conmemoraron los 25 años de la firma del Tratado de Asunción que constituyó el Mercosur. El nuevo aniversario del bloque, por cierto muy recordado por algunos y sencillamente ignorado por otros, se da en un nuevo contexto latinoamericano que podría ejemplificarse con la visita de Obama a Argentina.
El Mercosur enfrenta un nuevo aniversario en un período de suma inestabilidad política y económica en la región. Por un lado, lo que acontece en Brasil a nivel político, ya sea por los casos de corrupción como por los niveles de desaprobación y falta de apoyo político interno del gobierno actual, afectando naturalmente la gobernabilidad en el país vecino. Por otro, el desempeño económico de la potencia regional registrando una robusta caída de su PIB en 2015, lo que afectó muy fuertemente a las economías de la región y en particular a Argentina por la importancia de su comercio bilateral con Brasil.
En el plano regional, es indudable que la nueva administración argentina le ha otorgado una nueva impronta a la política exterior de dicho país, la cual tenía una necesidad imperiosa de volver al escenario internacional, sencillamente abandonado en las últimas administraciones. La nueva política exterior argentina no solo tuvo notados efectos en los organismos internacionales, sino también en el Mercosur y la relación bilateral de este país con sus socios regionales, incluso los de menor tamaño relativo como Uruguay, socio con el cual se dieron señales claras hacia la definitiva reconstrucción de una relación bilateral que de forma tan incomprensible como irresponsable se había visto deteriorada.
Un comprobado ejemplo respecto a la nueva posición de Argentina en el Mercosur fue la nueva postura mostrada frente a las negociaciones entre el bloque y la Unión Europea, lo que permitió avanzar en la confección de una lista única para ser presentada a la Comisión Europea (que se concretaría en los primeros días de abril), marcando un hito que abriría un nuevo proceso negociador que podría llevar a que las partes alcancen finalmente un cierre del acuerdo en un plazo relativamente breve. Asimismo, Argentina también se encuentra liderando el acercamiento del Mercosur a la Alianza del Pacífico, contando con el apoyo de Uruguay y Paraguay que ya son Estados Observadores del bloque, como también de Chile que por motivos más políticos que económicos ha liderado lo que se ha conocido como la convergencia entre los dos procesos de integración.
2. El Mercosur, balance y perspectivas
El solo hecho de constituir un proceso de integración entre cuatro países que integran naturalmente una subregión, es un aspecto que de forma insoslayable se debe resaltar. Por tanto, en mayor medida hay que valorar el hecho de que ese proceso iniciado en 1991 esté cumpliendo 25 años de existencia y cuente actualmente con dos nuevos miembros (Venezuela y Bolivia si bien este último está en proceso de incorporación plena). Este justo reconocimiento no debería impedir que los analistas resalten los aciertos del bloque, así como los desaciertos, ya que esa es la única forma posible para intentar enmendar los errores cometidos y avanzar hacia el cumplimiento de los objetivos originarios plasmados en el Tratado de Asunción, el Protocolo de Ouro Preto y las normas derivadas. En cuanto a los aciertos, sin desarrollar los aspectos políticos y de seguridad que también motivaron la firma de los acuerdos previos al Mercosur y fueron de suma importancia para garantizar la estabilidad regional de la que afortunadamente se sigue gozando, se podrían destacar los siguientes:
Algunos aciertos del Mercosur:
a. el bloque ha logrado un desarrollo institucional apreciable, lo que ha permitido una interacción entre los diferentes niveles de gobierno de sus miembros; logró conformar una zona de libre comercio y avanzó parcialmente en algunos de los componentes de la unión aduanera; se suscribieron acuerdos comerciales de forma conjunta principalmente con países miembros de la ALADI; se mantienen negociaciones en curso con actores clave en el comercio internacional (caso de la Unión Europea); se hicieron esfuerzos por avanzar en la armonización de regulaciones vinculadas con el comercio internacional (normas técnicas, medidas sanitarias y fitosanitarias entre otras), las compras gubernamentales y las inversiones; el bloque cumple un rol en la interacción subregional en asuntos vinculados con los derechos laborales, migración, derechos humanos, la cultura y la ciudadanía (instauración del Parlamento si bien aún está en proceso de perfeccionamiento); a través del Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM) ha logrado contemplar parcialmente las asimetrías existentes entre los miembros; se han realizado esfuerzos para avanzar en la integración productiva; ha implementado un sistema de solución de controversias y logró ser considerado como foro representativo en diferentes ámbitos internacionales, lo que llevó a los Estados a la definición de posicionamientos conjuntos en diversos asuntos de interés global.
Algunos desaciertos y desafíos del Mercosur:
b. En cuanto a los desaciertos y desafíos, el bloque no ha logrado suscribir una zona de libre comercio de mayor profundidad, ya que hay sectores excluidos que fueron regulados por acuerdos bilaterales (caso del automotriz que es justamente el de mayor importancia en el comercio intrarregional) y sigue sin superar las barreras no arancelarias que restringen la ampliación del comercio intrarregional; no se ha implementado al menos de forma plena la unión aduanera, que posee excepciones más allá de lo razonable; en menor medida aún se ha logrado avanzar con la libre circulación de factores productivos (exigencia de un mercado común); sigue pendiente una armonización de las políticas macroeconómicas; no se ha avanzado en la firma de acuerdos comerciales con los principales actores como Estados Unidos, la Unión Europea y algunas potencias asiáticas; no se han negociado disposiciones profundas en el comercio 4 de servicios (se negoció en base a listas positivas y con un bajo nivel de compromiso); se ha avanzado parcialmente en la integración productiva; no se reguló sobre los temas de última generación incluidos actualmente en todos los tratados de libre comercio; el bloque posee una institucionalidad exagerada para el grado de cumplimiento actual de sus objetivos originarios; no logró un mayor desarrollo del sistema de solución de controversias; no otorgó preponderancia a la supranacionalidad en la toma de decisiones y no se han respetado los procedimientos internos en la incorporación de los nuevos miembros, especialmente en el caso de Venezuela.
3. La visita de Obama a Argentina
La sola presencia de un presidente de Estados Unidos en cualquier país latinoamericano es de por sí una fuerte señal de política internacional. Así como lo hizo parte de la comunidad empresarial y financiera internacional en la reciente reunión de Davos que contó con la participación de una delegación argentina del más alto nivel, la visita del presidente Obama al país sudamericano confirma la existencia del ya comentado nuevo contexto regional, el que por cierto Estados Unidos decide apoyar.
De la visita se pueden realizarse diversas lecturas, entre las que se destaca el apoyo al restablecimiento de las relaciones con los organismos multilaterales de crédito, la posible emergencia del liderazgo regional de Argentina en el Mercosur, su papel más activo en el G20, una posición más activa en las Naciones Unidas y OMC (se espera que este país comience a ocupar cargos de importancia en algunos organismos internacionales), así como un eventual patrocinio al interés de Argentina de ingresar a la OCDE.
Cabe recordar que en gran parte de los organismos internacionales, Argentina había debilitado su posición, ya sea por el resultado de la aplicación de políticas internas que eran consideradas contrarias a los principios multilaterales, caso de la OMC, como así también por los encendidos discursos antisistema y contra Estados Unidos realizados por la expresidenta argentina en todos los foros internacionales.
Independientemente de la reciente desaceleración y crisis económica, el Mercosur ha crecido vigorosamente en los últimos años generando una creciente clase media con un mayor poder de compra. En ese sentido, debe contemplarse el posible interés de Estados Unidos en avanzar en la firma de un tratado de libre comercio con el Mercosur, posibilidad que dejó de ser un imposible desde el momento en que el presidente Macri ha mostrado interés en avanzar en ese sentido y debido a que Brasil no logra seguir sosteniendo una política comercial tan restrictiva que es condenada fuertemente por la comunidad empresarial del país (la agrícola y agroindustrial, pero también parte de la industria manufacturera no agrícola representada por la Federación de Industrias de San Pablo).
Por otra parte, la diplomacia estadounidense en América Latina no puede analizarse aisladamente, sino que debe incorporar las acciones de otros actores en la región, como es el caso de la Unión Europea y un eventual cierre de las negociaciones con el Mercosur (lo que forzaría a acelerar el inicio de las negociaciones entre el último bloque y Estados Unidos) o la profunda incursión de China en América Latina en los últimos años.
De cualquier forma, el nuevo papel que le otorga la comunidad internacional a Argentina y que se comprueba con la visita del presidente de Estados Unidos a dicho país, es sin lugar a dudas una buena noticia para la región. Un país del tamaño y potencialidad de Argentina tiene necesariamente que cumplir otro rol como potencia regional, articulando políticas con sus países vecinos y promoviendo que el bloque se inserte en la economía internacional. El sendero de esta política llevará a una recuperación en la imagen de las instituciones del país vecino, favoreciendo la estabilidad política y económica que es necesaria para captar nuevamente inversiones, lo que redundará en un crecimiento de su comercio exterior de bienes y servicios que con el tiempo favorecerá a todos los países del Mercosur.
La visión cada vez más compartida entre todos los miembros del bloque sobre los desafíos que enfrenta el Mercosur, lleva a confirmar que se está frente a una nueva etapa, la que inexorablemente deberá enfrentar algunas reformas y ajustes que modernicen el acuerdo para enfrentar las nuevas tendencias internacionales, logrando como resultado un proceso de integración con mayores fortalezas y con un nivel de cohesión cada vez mayor entre sus miembros.
Director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica del Uruguay. Doctor en Relaciones Internacionales e integra el Sistema Nacional de Investigadores. Por comentarios o consultas ibartesa@ucu.edu.uy